Pero lo que sí puedo hacer es mandarme la súper crítica maestra a Transformers 2: La venganza de los caídos, también conocida como “El film que les va a gustar a los puros jiles que dicen que no hay que pedirle más a una película con robots que pelean (qué más querís, amargado), aunque lo más bien que le pedían más a otras películas con robots que pelean como El Gigante De Hierro, Robocop, Terminator, T2, Aliens, Corto Circuito 2, etc. (y ahí quedaste): The Movie”. Así que eso.
MEGAN HOT
Y obvio que mi hermano el Gabo (el oveja negra) quería puro ir a ver esta película. Porque como les conté en la crítica de TRANSFORMES 1: La Venganza De Nadie Todavía Porque Es Muy Luego, estas películas están basadas en esos juguetes antiguos de robots maceteados colorinches, que el Gabo todavía tiene guardados porque según él algún día los va a vender en un millón de dólares (jura).
Así que partimos no más. Iba feliz pelándome el cable con Óptimus y la cuestión, y cuando dieron el trailer de una cuestión que se llama G.I Joe le vino la epilepsia y se convirtió en feto de pura nostalgia, porque resulta que G.I Joe también es un juguete que tenía él.
(Advertencia: Me voy a ir un rato por las ramas. Si no le gusta, sáltese directamente a un precipicio).
Los G.I. Joes eran unos soldados con bigote que peleaban contra otro bando de soldados (los No Sé Cuánto), porque ahora que lo pienso todos los monos que veía el Gabo se trataban de un bando contra otro bando de gente fea, y nunca ganaba nadie.
Los Superamigos peleaban contra los Supervillanos, los Robotechs contra los Metacultos, los fisicoculturistas de He-Man contra los fisicoculturistas de Esquéletor, los ThundercatsThunderdogs y así hasta el infinito. O sea que con razón el Gabo es tan limitado (todo es negro o blanco para él). contraos
Yo cacho que el trailer de G.I Joe es lo que más le gustó de Transformers 2, porque jura que ahora va a poder vender esos otros monos también, incluyendo el bigotón de boina con lanzallamas y el ninja blanco que no pasa muy piola que digamos, pero que igual sirve para las misiones en la nieve, la fiesta tecno Omo y la playa nudista albina Arenas Blancas.
Ya, pero sigamos con los Transformers: La gracia es que estos robots se contorsionan en poses cuáticas de Yoga robótico y se transforman en otras cosas que existen en la Tierra para poder pasar desapercibidos, como camiones nuevecitos de paquete, autos brillositos raperos y tigres Terminator gigantes mala onda (maestros).Y claro, como les dije también están repartidos en dos bandos que se odian aunque nadie sabe por qué, y donde todos andan con su respectivo logo para que no se confundan y maten al robot que no era (igual que los colocolinos y los chunchos).
Los bandos son los Desérticos (los malos) y los Autorobots (los buenos), y todos tienen nombres brígidos de bandas Heavy Metal onda Devastatron, Deathkiller, Ozzfest y Soundblaster, además de los más famosos Magnetrón y Óptimus Prize (mi favorito porque es el único con apellido y porque tiene voz profunda onda Dios robot Jehovator).ambién son súper modernos, tienen dos millones de piezas y son tan avanzados, que cuando se transforman uno no entiende nada porque el cerebro no alcanza a cachar de dónde salió el alerón o dónde se metió la rueda. También tienen labios cibernéticos por si quieren silbar, poner cara de Marlén Olivarí y/o hacer burbujitas de escupo (son los robots más completos que hay).
Y bueno, por si no se acuerdan en qué terminaba la uno: chócale. Da lo mismo en todo caso porque esta película parte en el pasado (año uno), con unos cavernícolas gritones que andan cazando un tigre en cámara lenta para decorar la caverna con alfombra cafichona. Y van de lo mejor hasta que ¡ZUÁCATE! Se encuentran cara a cara con los Transformers prehistóricos (maestros).
Los cavernícolas quedan para dentro apenas los ven porque cachan al tiro lo peludo que va a ser dibujar a los Transformers en la pintura rupestre, y antes de que alcancen a decir “it’s evolution, baby”, los Transformers se van en mala y empiezan a dejarle pega a los futuros paleontólogos a puro pisotón.
Resulta que los Transformers prehistóricos andan mal genio porque en la prehistoria no había máquinas en qué transformarse y les viene la crisis de identidad heavy, y se estresan.Como hacer una película de robots en la prehistoria sería demasiado la zorra, saltamos al tiro al presente a ver los soldados abacanados, que acá andan luchando codo a fierro con los Autorobots y cazando los Desérticos que quedaron vivos en la otra película.
Estas escenas son a toda zorra y acá yo cacho que es donde más abre la boca uno. Hacen tira como tres puentes, dan vuelta mil autos y aplastan como a un millón de personas pero da lo mismo porque son chinos. Incluso hay una escena donde Jehovator se tira en paracaídas y uno no la puede creer.
Después muestran al hijo de Indiana Jones preparándose para ir a la Universidad gringa, que es de esas típicas mansiones gigantes con minocas hot y compadres californias apestosos persiguiendo a las minocas hot.
Indianito sigue pololeando con la misma Megan Hot de la otra película y ni él se la cree (cada vez que sale a la calle le gritan cuñado y está chato). La dura, la comadre es tan pero tan hot que a los obreros de la construcción les tienen prohibido mirarla, y cuando yo la vi en el cine un compadre al lado mío dijo “chúngale la minoca rica”, y era Elton John.Pero bueno, Indianito
Sale cualquier modelo de Transformers: modelo Bárbol, modelo Minoca Hot, modelos Gremlin, modelo Perro Horny, e incluso modelo Negro Payaso, pero uno no se urge ni un solo poco por nada, aunque en la pantalla está quedando la mansaca más mansa de la historia de las mansacas. tiene papás chistosos, perros chistosos, amigos chistosos, y uno se relaja tanto riéndose que se duerme raja y las diecinueve horas de película pasan volando. Hay cualquier enredo, peleas, explosiones, y un millón de personajes contando los atados que pasan al final, aunque igual da lo mismo todo ahora que lo pienso.
Después muestran al hijo de Indiana Jones preparándose para ir a la Universidad gringa, que es de esas típicas mansiones gigantes con minocas hot y compadres californias apestosos persiguiendo a las minocas hot.
Indianito sigue pololeando con la misma Megan Hot de la otra película y ni él se la cree (cada vez que sale a la calle le gritan cuñado y está chato). La dura, la comadre es tan pero tan hot que a los obreros de la construcción les tienen prohibido mirarla, y cuando yo la vi en el cine un compadre al lado mío dijo “chúngale la minoca rica”, y era Elton John.Pero bueno, Indianito
Sale cualquier modelo de Transformers: modelo Bárbol, modelo Minoca Hot, modelos Gremlin, modelo Perro Horny, e incluso modelo Negro Payaso, pero uno no se urge ni un solo poco por nada, aunque en la pantalla está quedando la mansaca más mansa de la historia de las mansacas.Veredicto: Ni al Gabo le gustó. Se sabe todos los nombres de los monos pero en una parte me dijo que no había entendido quién estaba peleando con quién, y ahora tiene miedo que se le hayan devaluado los monos.
A mí me gustó el principio, como tres peleas (una con Jehovatron) y los efectos especiales modernos, pero sería. Ojalá que G.I. Joe salve más, porque si no el Gabo obligado a madurar.
Cien millones cuatrocientas quince mil seis estrellas, y Multa Fliméfila al científico pajarón que les instaló el tontera.exe a los robots. tiene papás chistosos, perros chistosos, amigos chistosos, y uno se relaja tanto riéndose que se duerme raja y las diecinueve horas de película pasan volando. Hay cualquier enredo, peleas, explosiones, y un millón de personajes contando los atados que pasan al final, aunque igual da lo mismo todo ahora que lo pienso.